20 junio, 2011

Ep. 6: Aquel abril de 2000 y el shock del albercoque (Zoom out)

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Nunca olvidaré el momento en que aquella tropa de yeclanos subimos las escaleras de la estación de metro de Picadilly Circus. El gentío, la música callejera y los neones se grabaron en mi mente para siempre. Nuestra primera vez en Londres nos cambió a muchos. Desde entonces miramos el mundo y la vida de otra forma. Hablando claro, algunos salimos por aquella boca de metro y de golpe se nos quitó la tontuna...


Viajar te cambia. Amplía tu visión de lo que creías que era el mundo, como si la cámara de tu mente se alejase y te mostrase todo aquello que estaba oculto en el fuera de campo. Lo que antes parecía enorme se empequeñece, lo que parecía inamovible se hace relativo y te das cuenta de lo ridículo de aquellos (o aquellas instituciones) que se creen el ombligo del mundo. Algunos habrán sentido esta sensación por primera vez en ciudades cercanas, en otros países, o quizás en culturas mucho más lejanas a la nuestra. Algunos todavía no la habrán vivido y otros puede que nunca la vivan. A nosotros, a aquel grupo de estudiantes de 4º de ESO, nos pasó en Londres, con 16 años, aquel abril del año 2000.

Entre moquetas, zulos habitaciones de hotel en el sótano, escapadas nocturnas y fotos über-turísticas, la ciudad de Londres (y el mundo outside Yecla) nos caló poco a poco, penetrando en nuestro cuerpo más allá de los huesos. Cuando el viaje acabó, al llegar a Yecla, tuvimos una sensación muy extraña. Por las calles había poca gente, ya no había grandes escaparates, ni autobuses de dos plantas... ni rastro de los neones de colores. Nos encontramos con las cocheras de siempre, las casas de ladrillovisto de toda la vida, y el feísmo de las farolas llenando de luz naranja cada rincón de la noche. Habíamos “visto mundo” y aquello era un retorno al pueblo en toda regla.

Volviendo al presente, la semana pasada mis padres y mis tíos vinieron a visitarme aprovechando el día de la Región (algo bueno tiene que tener ser de Murcia...). Nunca habían estado y tuve que volver a ponerme el “sombrero” de turista para patearnos la ciudad juntos. Les gustó y les impresionó. En palabras de mi madre “cuantas cosicas hay en este pueblo nuevo tuyo...”

Como no podía ser de otra forma, y siguendo el rito Paco-Martínez-Soria, me trajeron la obligada comida spanish envasada (que espero me dure un tiempo). Lo que no me esperaba era que mi padre me trajese un albaricoque que acababa de coger en Yecla. Al morderlo, la cámara de mi mente volvió a alejarse y esta vez además de mostrarme como de grande es el mundo, me mostró la grandeza de lo nuestro, de lo cercano, de lo de “toda la vida”. Me olvidé del gentío, las tiendas, el constante tráfico... y los neones de colores. Me llené del sabor del verano en Yecla, de las calles llenas de vecinos al fresco, de ir con los amigos a los campos a bañarse, de cenar “al fresco” en familia, de polos de horchata, chaqueticas en las noches de agosto, y ver el “camino de Santiago” en el cielo cuando todas las luces se apagan.


Nada más disfrutable que una sensación espontánea tire por tierra tus convicciones y te haga avanzar. Hace 11 años, juntos con mis compañeros, necesité hacer 1400 kilómetros para “ampliar” mi visión del mundo y la vida. Esta vez, ha bastado un albercoque para volver a ampliarlo y darme cuenta de muchas más cosas. Supongo que el paso de los años también ha ayudado. Sea como sea, después de esto, ante el mundo hoy me declaro: apasionado de Londres, de Yecla... y albercoquista.





06 junio, 2011

Ep. 5: Spanish gustico (Yes-typical)

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He tenido un fin de semana muy español. Quizás demasiado. Es cruzar la frontera y darte el venazo estereotípico. Botellón (botelleo in yeclanish), charla sobre topicazos de Españoles en Londres (da para horas), noche de farra dándolo todo, sobreexplotación del sex-appeal “latino” para (no) ligar, y, para rematar, feria española de turismo en pleno centro. Vamos, typical typical.



Ayer domingo fué el “A taste of Spain” en la centrísima calle de Regent Street. Cortar una calle como esta (que vendría a ser como la Gran Vía de Madrid) y llenarla de stands vendiendo España no debe ser barato, pero por lo que se pudo ver, es una inversión que merece la pena. Degustación de paella valenciana, gazpacho andaluz, jamón serrano, y olivas manzanilla. Stands de distintas comunidades autónomas y del deporte español con la Eurocopa y la Copa del mundo de fútbol (¡las de verdad!). Exhibiciones de caballos bailadores y conciertos de grupos Made in Spain (We are Standard, Virginia Labuat de OT y Nena Daconte, entre otros). Por haber, había hasta una miniplaya con niños rebozándose y un puesto de churros. Típico a más no poder.


Vendemos tópicos, vendemos estereotipos. Vendemos ese estilo cutre Azucar-Moreno-en-Eurovisión meets Melanie Griffit o niña-nórdica-vestida-de flamenca-comiendo-paella-a-las-6-de-la-tarde-en-el-paseo-marítimo-de-El-Campello. Vendemos “eso”, pero lo vendemos bien. Y gusta. Aunque igual de español es la paella, los toros y las sevillanas, que el 40% de paro juvenil, la corrupción, los programas del corazón, o los indignados (que por cierto estaban dando el follón por la feria). Nos bajamos los pantalones asumiendo un “todo” que no representa nuestra realidad... pero que vende. Cedemos para atraer turistas, que es lo que queremos. Al fin y al cabo, en todos los países hay “otra cultura”, vidas normales, problemas y demás mierda escondida bajo la alfombra (o moqueta).


Por desgracia, ni rastro de la Región de Murcia ni de Yecla en la feria. Nosotros nos hemos tirado más por lo extremo que por lo que funciona. Innovación absurda. Por un lado tenemos la mega-snob campaña del no-typical de Murcia, que va en contra de todo lo que funciona buscando un público que logre entenderla y que “nos compre”. Por otro lado, tenemos la mega-conservadora campaña de la Ruta del Vino de Yecla que ha apostando por logotipos sin personalidad y webs obsoletas (¡bienvenidos a 1999!). Ni typical ni turísticos. Nos quedamos en tierra de nadie.



Por mi parte, me encantaría haber contribuido a la promoción de nuestra patria ciudad aquí. Si lo llego a saber con más tiempo, armamos nuestro stand (pirata) de Turismo de Yecla. Montamos unas comodas, unos sinfonieres, nos vestimos con una mezcla grunge de tiraor-labraor-María-Inmaculada y empezamos a repartir vino, pan bendito y libricos con relieves del Big Ben y la liamos. Además, ya que a media tarde se puso a llover y la gente huyó de la feria, en nuestro stand hubiésemos aprovechado la lluvia para contar historias de cuando baja “la venía” o explotar costumbres tan típicas como coger caracoles y todo el gran concepto del “chuparranderísmo”. Será por cosas typical yeclanish... ¡Mah que muchah!


PD: Olé ahí horterada de video. Spain fiesta!