19 octubre, 2011

Ep. 12: Españoles y ex-pañoles (Vente pa’ Britania, Pepe)

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Existe un síndrome que nos hace creer que todo en el extranjero es mejor que en Yecla España. Podríamos llamarlo el síndrome “Vente a Alemania, Pepe” y podríamos echarle la culpa a fenómenos como “Españoles en el mundo” (y sus versiones), donde siempre salen los emigrantes a los que la vida les va bien, viven en casas con jardín, tienen niños rubios y un perro. Quizás algún día se les ocurra hacer un “Españoles jodidos por el mundo”. Ahí hay material.

En Londres la situación laboral es bastante distinta a la de España (ya de Yecla ni hablamos...). A pesar de que aquí tampoco atan los dogs con longanizas, seguimos llegando españoles (y yeclanos). Londres es la marca blanca de la emigración joven española: está cerca, se habla un idioma más o menos accesible y se mueve mucho dinero. Mucho. Incluso hay páginas de Facebook sobre la “Gente que se ralla y se va a vivir a Londres”. Nos tienen calaos.


Aunque aquí, a su manera, también están en “crisis”, cuando te pones a buscar trabajo al menos encuentras ofertas. Ofertas serias. No como esa vez que tuve una “entrevista” en Yecla y resultó ser de esa organización-piramidal / secta / compañía-de-comedia llamada Herbanosequé. Disfruté de un bonito espectáculo de humor no intencionado rodeado de ecuatorianas compinchadas que aplaudían y reían chistes sin gracia, presentaciones de Power Point con faltas de ortografía y otros yeclanos que lo flipaban como yo. Eché una tarde curiosa, pero allí trabajo no había. Comedia, sí.

Y seguimos llegando españoles a Londres. Cada Spaniard que viene (o que vino o que vendrá) aterriza con su historia y sus circunstancias. Los que vienen para poco o mucho tiempo, los que aguantan lo que le echen y los que se vuelven a la mínima. Currantes, estudiantes, licenciados, aupairs aburridas, becarios... en busca de trabajo, experiencias, aventuras... Los que preguntan en Forolondres y van los jueves al Chandos, los que hacen botelleo español los sábados en el callejón de Piccadilly, los que repudian todo lo español-en-Londres, y aquellos otros que van por libre. Lo único que verdaderamente nos une a todos “los de aquí” es nuestro DNI y un montón de topicazos que desmontar (o no). Eso y lo mismo que une a todos los emigrantes, sean de donde sean y vayan a donde vayan: una ilusión como punto de partida y un final que no se conoce hasta que no llega. Si es que llega.


A mi mi lo que me ha llegado es el final de la beca. Parece mentira que ya hayan pasado seis meses. Y que la DECISIÓN haya llegado. Por ahora me quedo. Pese a estar hasta las pelotas de tanto esquiusmi y tanto sorry. Y de tanto papeleo que conlleva el “quedarse por ahora”: abrir una cuenta en el banco, pedir el National Insurance Number, registrarme como español residente temporalmente en el extranjero, votar por correo, firmar un contrato de trabajo... Con cada paso adelante, me veo un poco más lejos de casa. Y me agobia y me asusta. Porque quiero volver, quiero seguir siendo más de allí que de aquí. Por ahora ser otro de tantos españoles en Londres, pero no otro londinense ex-pañol. No quiero acabar apareciendo dentro de 10 años en “Españoles en el mundo” rodeado de niños rubios y un perro. Y menos que me lleven al “Diario de Patricia” del 2023 como sorpresa a alguien de mi familia. Y nos abracemos y lloremos frente a “Patricia 2”. Y moqueemos mucho con música sentimentaloide de fondo. Da miedo hasta pensarlo. Déjate.